Hace una
semana se celebró el 18º aniversario del nacimiento de la sociedad de debates
de la Universidad Complutense en la que me crié como debatiente pero sobre todo
como universitario. El acto del viernes pasado fue verdaderamente emotivo.
Debate entre viejas glorias (me situaron en esa categoría) y jóvenes promesas
del debate de la UCM, imposición de bandas para los que finalizaban sus
estudios y discursos de clausura de Javier Mula y Rocío de Meer (Profesor de la
Universidad Francisco de Vitoria y Presidenta de la Sociedad de Debates
Complutense, respectivamente). La Sociedad de Debates Complutense, un año más
seguía siendo la Sociedad de Debates decana de España.
El acto fue
como tal lo de menos. Lo más enriquecedor fue el camino recorrido hasta ese
viernes pasado. El 24 de Marzo de 1994 se llevó a cabo el primer debate
académico tal como los conocemos hoy en día. Desde aquel día en que ocho
alumnos nos lanzamos a debatir sin saber muy bien para qué ni porqué 18 años
más tarde encontramos pleno sentido. Miguel Ortega, director del que fuera la
primera sociedad de debates no imaginaba en lo que se llegaría a convertir todo
aquello. Entonces el sentido estaba muy claro para Miguel: hacer estudiantes
universitarios de verdad. Desde aquellos años hasta ahora el sentido en muchos
casos se ha desvirtuado en muchas sociedades de debate y hoy nos encontramos
con que una estupenda herramienta educativa se emplea en algunos casos con un
fin meramente lúdico o puramente competititivo. En todos estos años he visto de
todo en el mundillo del debate: entrenadores de debate que escriben los
discursos a sus debatientes, cargos académicos que se enrabietan porque sus
alumnos han perdido un debate o debatientes amargarse por no haber pasado de
ronda. Lo respeto pero no lo comparto en absoluto. Un Club de Debates no debe
ser una fábrica de egos debe ser un proyecto educativo.
El fin de un
club o Sociedad de Debates ha de ser educar para crecer, ayudarnos a aceptar
las cosas que vienen y que no nos gustan, a pensar por uno mismo, escuchar al
otro y reconocerlo en tanto como persona. Muchos de los antiguos debatientes no
pudieron asistir al acto de finales de abril en el que la Sociedad de Debates
UCM se hacía “mayor de edad”. Sin embargo el espíritu desde su creación estaba
muy presente. Jose Miguel y Beatriz fueron dos de los miembros más entusiastas
en la construcción de aquel Club de Debate y aunque no pudieron asistir (viven
fuera de España) nos enviaron un correo electrónico cuyo final reproduce con exactitud
lo que ha de ser una sociedad o club de debate “Gracias
por tenernos en cuenta a los 2, somos una pareja fruto de aquella semilla y lo
llevamos en el corazón (…). Puedes hablar de nosotros si quieres esta noche
como "la pareja que surgió preparando el debate sobre la energía nuclear,
12 años ya felizmente expatriados en Alemania, 2 niños a los que tratamos de
enseñar sobre todo a escuchar y a pensar por sí mismos, que es lo que
aprendimos gracias a la SDD". Eso es una
sociedad de debate. Para eso estamos y para eso somos, para que nos ayuden a
crecer y hacer lo propio con otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario